lunes, 1 de noviembre de 2010

LAS ISLAS MASCAREÑAS



El archipiélago de las Mascareñas, llamado así en honor de su descubridor, el portugués Pedro Mascarenha, está formado por las islas de Reunión, Mauricio y Rodrigues. La primera es territorio francés y las otras dos componen la República de Mauricio.

Se encuentra al sur del Océano Índico, a unos 1000 kilómetros de Madagascar.





domingo, 31 de octubre de 2010

MAURICIO

Al sur del Índico, cerca de Madagascar, se encuentra la República de Mauricio, formada por varias islas, de las que la mayor es la isla Mauricio.



Descubierta por los portugueses, ha estado bajo dominio de holandeses, ingleses y franceses pero, desde 1968, es un país independiente. Eso sí, tiene un batiburrillo interesante: el idioma oficial es el inglés, pero el que domina la población es el francés (y, entre ellos, hablan en creole). Se conduce por la izquierda pero se usa el sistema métrico. Y la población es un crisol donde se mezclan indios, chinos, filipinos, africanos, europeos... pero todos ellos se definen como Mauricianos y son un ejemplo de convivencia y tolerancia: en una misma calle te encuentras una mezquita, un templo tamil, una iglesia cristiana, sin que existan conflictos entre ellos.

Visitando Mauricio
Al no ser una isla muy grande (un tercio más pequeña que Mallorca) se puede recorrer perfectamente por carretera (hay una autopista que la atraviesa en diagonal). Eso sí, hay que tener en cuenta que se conduce por la izquierda y en plan bestia. Además, los coches son bastante caros para alquilar.
Por eso, es recomendable negociar con un local, para que te haga de taxista y guía: nosotros encontramos a Diren, que nos cobró menos de 200 € por tenerle a él y a su fregoneta (éramos 6 y no cabíamos en un coche) de 9 de la mañana a 6 de la tarde, durante 3 días.


Diren y su fregoneta

Dato importante: atravesar la ciudad de Port Louis implica casi una hora de atasco, así que tenlo en cuenta para calcular los tiempos.

Port Louis


Capital de la isla, la ciudad es de escaso interés para visitar, salvo el ajetreado mercado viejo, en el que encontrarás una variedad astronómica de frutas y verduras.
Lo más interesante de la ciudad es la propia gente que vive en ella: es en Port Louis donde mejor se aprecia la mezcla étnica que compone la población.


Jardín Botánico de Pamplemousses


Impresionante variedad de vegetación, en un parque que merece la pena visitar y dedicarle un rato a pasearlo.



Cráter Trou aux Cerf


En el centro de la isla, te encuentras con el crater de un volcán extinguido, cubierto por completo de vegetación. Alucinante.

Parque Chamarel
Sus dos principales atractivos son la cascada de más de 100 metros de altura


y la tierra de los 7 colores:

Impresionante terreno en medio de la selva, surgido a causa de la erosión, en la que su tierra arcillosa no deja crecer nada y forma un paisaje lunar multicolor.

Templo de Shiva del Grand Bassin


Espectacular templo, dedicado a Shiva, enclavado en un entorno idílico: el Grand Bassin




Las playas


Toda la isla está rodeada de un arrecife de coral, por lo que hay cientos de playas, de arena coralina y agua turquesa, con el mar permanentemente en calma gracias a la protección del arrecife. Encima, la temperatura del agua oscila entre los 21º de invierno y los 28º de verano. El paraíso, vaya.




Bucear en Mauricio


Teniendo el arrecife de coral que tiene, no es de extrañar que sea uno de los destinos más apetecibles para submarinistas. Cuenta con más de 70 clubes de buceo, alguno con un glamour irresistible




Datos de interés:
Moneda: Rupia de Mauricio (1 € = 40 rupias)
Idioma oficial: inglés
Birra local: Phoenix
Religión mayoritaria: hindú
Volar a Mauricio: 11 horas desde París
Huso horario: GMT + 4
Oficina de turismo:
www.mauritius-tourism.mu



sábado, 30 de octubre de 2010

REUNIÓN

Entre Mauricio y Madagascar, se encuentra la Isla Reunión, la mayor de las islas Mascareñas (su tamaño es similar a Tenerife).



De orgien volcánico, el relieve de la isla es muy escarpado, dominando en ella los llamados cirques: son cordilleras afiladas, con profundos valles, que forman gigantescas formaciones circulares.
Sus picos más altos son el Piton des Neiges, volcán que formó la isla y que ya se extinguió y el Piton de la Fournaise, uno de los volcanes más activos del mundo.


Circo de Salazie: al fondo se aprecia la forma circular de la cordillera

Su primer nombre fue Mascarin, pero pronto Luis XIV le cambió el nombre por Isla Bourbon (no por el güijqui, sino por la dinastía de los Borbones). Con la revolución francesa, fue rebautizada como Reunión, en honor a la unión de los batallones marselleses y la Guardia Nacional en el asalto al palacio de las Tullerías.

Visitando Reunión

La isla es el paraíso de los amantes del senderismo, trekking, escalada, barranquismo y demás deportes de subir y bajar cuestas. En sus tres circos principales (Salazie, Cilaos y Mafate) existen numerosas rutas e innumerables refugios de montaña. Es más, se dice de Mafate que es el único territorio francés al que no se puede llegar por carretera: sólo se accede caminando y, al parecer, hay instalada allí una comuna perroflautera.

De todas formas, se pueden ver bastantes cosas simplemente alquilando un coche y dando güeltesitas por la isla: hay una autopista que la circunvala (250 km) y, desde ésta, parten carreteritas que te llevan, bien a las montañas, bien a la costa.

Circo de Salazie


Esta zona es una de las que tiene mayores índices de pluviosidad del mundo. Así, las laderas de las montañas son puro verde, recorridas por numerosos arroyos con saltos de agua espectaculares.


Ayuntamiento de Salazie

Circo de Cilaos

Prepárate, que vienen curvas

Es el mayor de los 3 y es famoso por su carretera de acceso: más de 400 curvas (muchas de 360º) con túneles de paredes de roca, sin iluminar, en los que sólo cabe un coche (y sin semáforos, es decir, mariquita el último)... aún así, merece la pena subir y verlo.

Casitas de Cilaos

Piton de la Fournaise

Afoto sacada de internet

Es el volcán activo de la isla (entra en erupción una vez al año, más o menos) y la acumulación de lava forma un paisaje marciano. Ojo, hay que subir bien temprano ya que, a medida mañana, se pincha una nube en la cima y, si subes más tarde de la cuenta (como nos pasó a nosotros) sólo verás esto:


Maravillosas vistas desde el mirador del volcán

Si vas con tiempo, lo recomendable es hacer noche, acampado en la cima y ver amanecer sobre el cráter: dicen que es acojonante.

Bassin de St. Gilles

En una carretera de mierda que lleva a la costa, verás varios coches aparcados y la entrada a un sendero, con una valla rota y letreros de "prohibido el paso". Tira palante y baja por el caminito, que llegarás a un bassin (estanque) espectacular.



Y si le echas güevos (que el agua está muy fría) te puedes bañar y es un flipe



Playas

No, no es una isla para playeo: la costa es muy escarpada, hay fuertes corrientes y, fuera del arrecife, hay tiburones. Aún así, en la zona oeste hay algunas playas bonitas



Le Cap Mechant


Es uno de los lugares donde mejor apreciar la fuerza del mar rompiendo en la costa sur de la isla, conocida como el sur salvaje. Imprescindible visitarlo (y, de paso, comer en el restaurante chino-criolés que hay al lado).

Anse des Cascades

Una ladera empinada, inundada de vegetación y salpicada por cascadas, desciende hasta una pequeña enseneda. Todo esto rodeado por un palmeral. Vamos, como que hay que ir.


Las cascadas


Llegada a la ensenada


El palmeral

Carretera de lava

Al sureste de la isla, recorriendo la falda del volcán, hay una carretera que desafía la imaginación: vas atravesando una selva tropical, completamente rodeado de vegetación, cuando, de repente, a la salida de una curva, los árboles desaparecen, sepultados por una lengua de lava petrificada.

Al carajo con la selva

Si continúas recorriendo la ruta, verás que se va alternando selva tropical con lengua de lava.

A ver cuánto nos dura esta vez

Se trata de las laderas por donde fluye la lava del volcán: cada 2-3 años, una erupción genera un río de lava que va fluyendo hacia el mar, arrasando a su paso con todo lo que pilla por delante (carretera incluída, que tienen que reconstruir de año en año).

Y, lo que es más alucinante: por mucho que queme la lava, las lluvias son tan abundantes en esta zona que la vegetación, rápidamente, vuelve a abrirse paso en medio de este paisaje lunar.


Arbolitos en la luna

En fin, que la isla tiene mucho por ver y merece dedicarle al menos una semana. Lo ideal es alquilar un coche (hay numerosas agencias locales muy baratas) y rodear la autopista, saliéndote en los lugares de interés. Y, si tienes fuerzas, cargar con la mochila y perderte unos días por las montañas.
Os dejo unas afotos de lo poco que nos dio tiempo a ver. Volveremos.